Fecha: 13 de Junio de 1929
«La única luz era la de la lámpara. De repente, se iluminó
toda la capilla con una luz sobrenatural y sobre el altar apareció una Cruz de
luz que llegaba hasta el techo.
Con una luz más clara se veía, en la parte superior de la
Cruz, una cara de hombre con el cuerpo hasta la cintura, sobre el pecho una
paloma también de luz, y pegado a la Cruz, el cuerpo de otro hombre. Un poco
más abajo de la cintura, suspendido en el aire, se veía un cáliz y una Hostia
grande, sobre la cual caían algunas gotas de sangre que corrían por los rostros
del Crucificado y de una herida en el pecho.
Deslizándose por la Hostia, esas gotas caían dentro del
Cáliz:
Bajo el brazo derecho de la Cruz estaba Nuestra Señora («se
trataba de Nuestra Señora de Fátima con su Inmaculado Corazón … en la mano
izquierda, … sin espada ni rosas, pero con una corona de espinas y llamas») con
su Inmaculado Corazón en la mano...
Bajo el brazo izquierdo, unas letras grandes, como si fuesen
de agua cristialina que corriesen hacia lo alto del altar, formaban estas
palabras: “Gracia y Misericordia”.
Comprendí que se me estaba mostrando el misterio de la
Santísima Trinidad, y recibí luces sobre este misterio que no me es permitido
revelar.
Después Nuestra Señora me dijo:
– Llegó el momento en el que Dios pide al Santo Padre hacer,
en unión con todos los obispos del mundo, la consagración de Rusia a mi
Inmaculado Corazón, prometiendo salvarla por este medio. Son tantas las almas
que la Justicia de Dios condena por pecados contra Mi cometidos, que vengo a
pedir reparación: sacrifícate por esta intención y ora.
Di cuenta de esto a mi confesor, que me mandó escribir lo
que Nuestro Señor quería que hiciese.
Más tarde, por medio de una comunicación íntima, Nuestro
Señor me dijo, quejándose:
– ¡No quisieron atender mi petición!... Como el rey de
Francia, arrepentirse y hacerlo, pero será tarde. Rusia tendrá ya propagados
sus errores por el Mundo, provocando guerras, persecuciones a la Iglesia: el
Santo Padre tendrá mucho que sufrir.